me sentía mal, y tampoco tengo una buena herramienta para abrirlos o hacerlos más profundos. Los hago con fuerza, me castigo por ser una mujer tan asquerosa. Que lastimara a el hombre que más ama, solo por algo de dinero. Lo merezco. La última. Vez que lo había echo, mi novio los beso, beso mis heridas, y me puso una cinta, pues se veía un poco grave. Lo amo, me quiero casar con el. Pero no lo merezco, para nada.