Lo más destacado:
El niño tenía 3 años y su padre, un jardinero, 24.
Los encontraron en el coche aparcado en un bosque.
El niño, que estaba atado con el cinturón de seguridad en la sillita del coche, estaba casi decapitado.
Según el número de laceraciones y lesiones óseas en la columna cervical, la cadena le había dado al menos 3 o 4 golpes en la cabeza y el cuello. Se observaron heridas de defensa en las manos del niño.
Para matar al hijo, el hombre utilizó una motosierra más pequeña (que luego había sido guardada en el maletero del coche) que para suicidarse.
El análisis toxicológico fue negativo lo que explicó los movimientos de defensa del niño.
El patrón de manchas de sangre en el lado interior de la puerta del conductor solo se pudo provocar cuando la puerta estaba cerrada.
Las manchas de sangre en las manos, los brazos y la ropa del hombre indicaban que había manipulado la motosierra con intenciones suicidas.
El contexto se trataba de un litigio de un matrimonio divorciado por la custodia de un menor, no existían antecedentes de enfermedad psiquiátrica.