EE. UU. Un hombre blanco de 20 años fue encontrado muerto por su padre en el dormitorio del sujeto, reclinado en una silla. El fallecido vivía en un apartamento en el sótano de la residencia de su padre y trabajaba como paramédico. Una explosión audible que emanaba del sótano impulsó a su padre a investigar. Se observó que la víctima había sufrido lesiones craneofaciales desfigurantes. Los investigadores observaron salpicaduras de sangre a alta velocidad en la pared detrás de él y en el techo. Los restos de yeso de las baldosas del techo sobre su cabeza habían caído sobre él.
En una breve búsqueda inicial de la escena, los investigadores no recuperaron armas de fuego ni materiales explosivos. Se observó una caja de cerillas tirada al lado izquierdo de la víctima. Era un conocido no fumador. Se recuperó una nota de suicidio escrita a mano en la escena. Los investigadores se enteraron por el La familia y los amigos de la víctima afirmaron que no había experimentado ningún problema médico ni problemas domésticos recientes, a excepción de su reciente decisión de terminar una relación con su novia. Un amigo cercano admitió a los investigadores que al fallecido "le gustaba jugar con fuegos artificiales y esas cosas".
El examen de la autopsia confirmó los traumatismos por fractura-avulsión craneofacial, predominantemente explosivos, en la línea media. Se evidenciaron extensas fracturas conminutas de la base del cráneo asociadas con pulpificación de materia cerebral. Además, se depositaron materiales metálicos grises y granulados de color blanco grisáceo en toda la lengua lacerada y las lesiones craneofaciales. Las manos y el torso no presentaban lesiones significativas. El examen radiográfico de la cabeza y el cuello no mostró materiales metálicos radiopacos de proyectiles. Los resultados del análisis de sangre toxicológico fueron negativos.
(Traumatismo craneofacial por fractura y avulsión, explosivo, en la línea media)
Una segunda investigación de la escena ordenada por el tribunal por el escuadrón antibombas asignado al caso dio como resultado la recuperación de dispositivos explosivos ilegales en la casa del fallecido. Una comparación de las pruebas traza recuperadas en la autopsia con los explosivos de la casa coincidió con el dispositivo con un explosivo M-100. El dispositivo M-100 es aproximadamente equivalente a un cuarto de barra de dinamita y se incluye en el grupo de dispositivos explosivos improvisados ilegales. Los investigadores determinaron que el fallecido encendió la mecha rígida ubicada en el centro del dispositivo y se colocó el extremo en la boca antes de que explotara.