RAMAL SANTO ANTÔNIO, AMAZONAS, BRASIL – 1 DE DICIEMBRE DE 2024 El hombre identificado solo como Bruno era empleado de la hacienda. Allí hacía trabajos de mantenimiento y limpieza. Ese fatídico día, bebió alcohol mientras estaba de servicio y se puso al volante del auto de su jefe, que había tomado prestado sin permiso previo. Borracho en un camino de tierra, chocó contra un poste con el auto. Los cables eléctricos tocaron el suelo e hizo lo peor que pudo: salir. Después de unos pasos, se electrocutó y cayó al suelo muerto.