Causada por un gusano intestinal común en los perros denominado Toxocara canis, la infestación humana puede deberse a la ingestión de tierra o alimentos contaminados con huevos eliminados de las heces de los perros. En el intestino los huevos se convierten en larvas que atraviesan la pared intestinal y viajan hacia el hígado, pulmones, piel, cerebro y ojos. Al morir las larvas provocan una reacción inflamatoria seguida de granulación. Al contrario que la larva migrans visceral, que es una infestación sistémica grave que suele ocurrir a los 2 años de edad, y que no afecta a los ojos, la toxocariasis ocular afecta a niños sanos.