MOSCÚ, RUSIA – 27 DE ABRIL DE 2009 Denis Yevsyukov, un oficial de policía de 32 años en ese momento, se convirtió en la figura central de un trágico incidente que sacudió a Moscú en 2009. Yevsyukov, que ocupaba un puesto de alto rango en uno de los departamentos de policía de Moscú, llevó a cabo un brutal ataque en un supermercado en el sur de la ciudad en la noche del 27 de abril. Sus acciones resultaron en varias muertes y heridos, conmocionando no sólo al público sino también a la comunidad policial, cuya confianza se suponía que debía mantener.
No se sabe con certeza qué lo motivó a actuar, pero la investigación reveló que tenía problemas personales y que podría haber estado bajo un estrés laboral importante. Su conducta provocó críticas generalizadas y abrió un debate sobre el estado de las fuerzas de seguridad rusas. Tras su detención, se celebró un juicio en el que fue condenado a cadena perpetua por asesinato múltiple e intento de asesinato.
Este caso dio lugar a una seria reevaluación de las operaciones policiales en Rusia y se convirtió en un catalizador para las reformas destinadas a garantizar una mayor rendición de cuentas y transparencia dentro de las fuerzas de seguridad. La opinión pública se horrorizó de que alguien encargado de proteger a los ciudadanos se hubiera convertido en el autor de semejante delito, lo que puso de relieve la necesidad de una mejor supervisión de la salud mental y la aptitud para el servicio de los agentes de policía.
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No se sabe con certeza qué lo motivó a actuar, pero la investigación reveló que tenía problemas personales y que podría haber estado bajo un estrés laboral importante. Su conducta provocó críticas generalizadas y abrió un debate sobre el estado de las fuerzas de seguridad rusas. Tras su detención, se celebró un juicio en el que fue condenado a cadena perpetua por asesinato múltiple e intento de asesinato.
Este caso dio lugar a una seria reevaluación de las operaciones policiales en Rusia y se convirtió en un catalizador para las reformas destinadas a garantizar una mayor rendición de cuentas y transparencia dentro de las fuerzas de seguridad. La opinión pública se horrorizó de que alguien encargado de proteger a los ciudadanos se hubiera convertido en el autor de semejante delito, lo que puso de relieve la necesidad de una mejor supervisión de la salud mental y la aptitud para el servicio de los agentes de policía.
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