Solo. Arrojado al soplo helado del espacio vacío.
Contemplo estrellas fijas a mi al rededor, con un excelso resplandor de felicidad que brota de sus almas.
Yo, una pseudo luz encendida, con cuervos que a mi alrededor proyectan círculos siniestros
me encuentro en absoluta soledad.
Discriminado de la dicha, esclavo predilecto de la pesadumbre.
La noche es fría, aterradora. Me invaden pensamientos solitarios que, en cuanto más anochese más latentes son.
No me lanze libre al abismo del universo, me empujó la realidad. Una realidad inmoral y egolatra.
Una marionetista que, con sus manos secas y eternas, mueve a sus marionetas desenfrenadamente.
Lo hace al son de los latidos del corazón y una vez que este arroja su ultimo ritmo de si... se cierra el telon y terminó la función.
Que claros son los hechos, pero que difícil hacerlos congruir con las esperanzas.
Y es que una esperanza es el anhelo de un último suspiro.
Un sobrevolar libre el infranqueable final
Un porvenir resucitado...
La esperanza amerita fe, y la fe: irracionalidad.
¿Como? ¿Acaso somos locos por esperar?
La esperanza es el hedor que se eleva al cielo de un mundo muerto.
Y un loco, el que agudiza su desdeñado olfato.
Contemplo estrellas fijas a mi al rededor, con un excelso resplandor de felicidad que brota de sus almas.
Yo, una pseudo luz encendida, con cuervos que a mi alrededor proyectan círculos siniestros
me encuentro en absoluta soledad.
Discriminado de la dicha, esclavo predilecto de la pesadumbre.
La noche es fría, aterradora. Me invaden pensamientos solitarios que, en cuanto más anochese más latentes son.
No me lanze libre al abismo del universo, me empujó la realidad. Una realidad inmoral y egolatra.
Una marionetista que, con sus manos secas y eternas, mueve a sus marionetas desenfrenadamente.
Lo hace al son de los latidos del corazón y una vez que este arroja su ultimo ritmo de si... se cierra el telon y terminó la función.
Que claros son los hechos, pero que difícil hacerlos congruir con las esperanzas.
Y es que una esperanza es el anhelo de un último suspiro.
Un sobrevolar libre el infranqueable final
Un porvenir resucitado...
La esperanza amerita fe, y la fe: irracionalidad.
¿Como? ¿Acaso somos locos por esperar?
La esperanza es el hedor que se eleva al cielo de un mundo muerto.
Y un loco, el que agudiza su desdeñado olfato.
