Este joven, que sirvió en el ejército del estado africano de Camerún, fue acusado por la policía de matar a un anciano. Tres días después fue secuestrado por un grupo desconocido de activistas mientras viajaba en un autobús nocturno. Luego su cuerpo fue encontrado en la calle, cortado en 17 pedazos. Nadie confesó jamás el crimen y la policía nunca detuvo al autor.