Este sujeto abusó sexualmente de su propia hija y de otros dos niños durante mucho tiempo. Cuando el cártel que controla el lugar donde vive se enteró, no lo pudo dejar pasar desapercibido y tuvo que castigarlo de manera ejemplar. Lo obligaron a confesar y le cortaron la cabeza con los ojos vendados. Después descuartizaron su cuerpo y dejaron un mensaje de advertencia junto a sus restos. Así es como el cártel establece el orden.