En esta sociedad, las apariencias y la superficialidad parecen pesar más que la autenticidad y la bondad de corazón. La justicia a menudo se detiene ante los que tienen poder y dinero, y quienes menos tienen son los que más sufren. La verdadera empatía y la solidaridad son difíciles de encontrar en un mundo donde el individualismo y el egoísmo dominan.