Hacía 3 meses que visitaba la casa de mi novia, Adriana. Como toda pareja de nuestra edad, aprovechábamos para follar cuando no había nadie en casa. Cierto día nos encontrábamos mirando una película. Como de costumbre, empezamos el magreo, pero de repente ella me dijo.
—Parad, mejor luego—… recuerda que mis padres llegan temprano.
—Vale— respondí molesto.
—Te haré algo de cenar, espera aquí—. Acto seguido encendió el TV. Decepcionado me resigné a esperar por la cena.
En ese momento vi cruzar por la sala a su perrita de nombre: “Chandrí”. Chandri era una hermosa dachshund de apenas 1 año. ¡Chándri! —, grité fuertemente, ella, de carácter sumiso obedeció y señalándole el sillón con una palmaditas se sentó junto a mí. Luego la puse sobre mis piernas. En ese momento sentí un ligero roce entre su culo y mi pene, sin que me lo propusiera tenía una pequeña erección. Estaba apenado, seguía excitado. De repente y en un acto irracional volví a rozar mi pene con la perrita, una, dos veces. Ahora tenía la polla completamente dura.
Me paré del Sofá y me asomé rápidamente a la cocina, habían pasado apenas 5 minutos, Adriana no se percató de mi presencia, seguía preparando la cena. De inmediato regresé a la sala, para mi fortuna Chándri seguía sentada.
Estaba aterrado y confuso a la vez, ¿Quería follar con un animal para saciar mis instintos que hasta entonces no conocía? «Follar con un animal sería bestial» —pensé— «Dios mío estoy tan excitado». En ese momento y sin dudarlo más, me bajé los pantalones y tomé a Chándri.
«No habrá vuelta atrás», me dije. Después escupí saliva sobre mi mano y usándola como lubricante la esparcí en su pequeño coño y en mi polla endurecida, estaba a punto de penetrarla.
Continuará…
—Parad, mejor luego—… recuerda que mis padres llegan temprano.
—Vale— respondí molesto.
—Te haré algo de cenar, espera aquí—. Acto seguido encendió el TV. Decepcionado me resigné a esperar por la cena.
En ese momento vi cruzar por la sala a su perrita de nombre: “Chandrí”. Chandri era una hermosa dachshund de apenas 1 año. ¡Chándri! —, grité fuertemente, ella, de carácter sumiso obedeció y señalándole el sillón con una palmaditas se sentó junto a mí. Luego la puse sobre mis piernas. En ese momento sentí un ligero roce entre su culo y mi pene, sin que me lo propusiera tenía una pequeña erección. Estaba apenado, seguía excitado. De repente y en un acto irracional volví a rozar mi pene con la perrita, una, dos veces. Ahora tenía la polla completamente dura.
Me paré del Sofá y me asomé rápidamente a la cocina, habían pasado apenas 5 minutos, Adriana no se percató de mi presencia, seguía preparando la cena. De inmediato regresé a la sala, para mi fortuna Chándri seguía sentada.
Estaba aterrado y confuso a la vez, ¿Quería follar con un animal para saciar mis instintos que hasta entonces no conocía? «Follar con un animal sería bestial» —pensé— «Dios mío estoy tan excitado». En ese momento y sin dudarlo más, me bajé los pantalones y tomé a Chándri.
«No habrá vuelta atrás», me dije. Después escupí saliva sobre mi mano y usándola como lubricante la esparcí en su pequeño coño y en mi polla endurecida, estaba a punto de penetrarla.
Continuará…