La pelea sirve a Bouguereau de excusa para presumir una vez más de su indudable poderÃo técnico y mostrar a dos tÃos en pelotas marcando muy bien las anatomÃas (esa rodilla en los riñones, esas uñas en el costado), algo tan gay que sólo un amariconado académico francés podrÃa permitirse pintar sin levantar sospechas.