Naces en una familia promedio, o tal vez una familia mala, tu infancia la pasas jugando, feliz pese a que tu vida sea una mierda en realidad.
Qué sabrás tú de felicidad. Te crees las estupideces de los adultos y piensas que ellos lo saben todo.
Te haces mayor y te das cuenta que son peores que los niños.
Empiezas el colegio, la secundaria y la universidad, tal vez lo pases mal, rodeado de otras personas que te hacen la vida imposible os implemente porque odias estar ahí y aprender cosas que no te interesan lo más mínimo.
Por fin te gradúas, después de esfuerzos inhumanos, y te das cuenta que no aprendiste nada, eres un titulado más, sin experiencia y sin nada que aportar a un mundo cada vez más loco y a la deriva.
Te dicen que luches por tus sueños, pero la realidad te deja claro que ya no existen esos sueños, simplemente vives.
Te replanteas la vida, el trabajo, la amistad, la familia y llegas a la conclusión que nada realmente importa.
Consigues un empleo de 8 horas diarias, a veces incluso haces 12 horas, eres una simple herramienta, llegas a casa con tu mujer si es que tienes y no te apetece ni hablar con ella, solo quieres dormir y apoyar tu grasienta barriga cervecera en la cama, y al día siguiente se repite y repite la historia sin parar.
La vida ya te ha quitado hasta la voluntad de TERMINAR CON TU VIDA.
Qué sabrás tú de felicidad. Te crees las estupideces de los adultos y piensas que ellos lo saben todo.
Te haces mayor y te das cuenta que son peores que los niños.
Empiezas el colegio, la secundaria y la universidad, tal vez lo pases mal, rodeado de otras personas que te hacen la vida imposible os implemente porque odias estar ahí y aprender cosas que no te interesan lo más mínimo.
Por fin te gradúas, después de esfuerzos inhumanos, y te das cuenta que no aprendiste nada, eres un titulado más, sin experiencia y sin nada que aportar a un mundo cada vez más loco y a la deriva.
Te dicen que luches por tus sueños, pero la realidad te deja claro que ya no existen esos sueños, simplemente vives.
Te replanteas la vida, el trabajo, la amistad, la familia y llegas a la conclusión que nada realmente importa.
Consigues un empleo de 8 horas diarias, a veces incluso haces 12 horas, eres una simple herramienta, llegas a casa con tu mujer si es que tienes y no te apetece ni hablar con ella, solo quieres dormir y apoyar tu grasienta barriga cervecera en la cama, y al día siguiente se repite y repite la historia sin parar.
La vida ya te ha quitado hasta la voluntad de TERMINAR CON TU VIDA.