Un policía de 23 años fue asesinado mientras estaba de servicio. La víctima fue atacada por varios agresores y uno de ellos apuñaló en la sien a la víctima, que había quedado inconsciente, con un puñal de doble filo con tanta fuerza que el instrumento se hundió en el cráneo hasta el mango del puñal, clavándose tan fuerte en la base del cráneo que no pudo ser extraído durante la atención neuroquirúrgica. La herida fue producida con tanta fuerza que dejó una huella del mango en la piel.