Una mañana me levantaré y mi tristeza se habrá fosilizado, y olvidaré cómo llorar.
El alba se filtrará entre las cortinas,
susurrando promesas de un nuevo día,
donde la esperanza renace como el sol en el horizonte.
A pesar de la tormenta que sacude mi interior, hay raíces profundas que me atan a esta vida.
Los rostros de aquellos que amo son faros en la oscuridad, estrellas que iluminan mi camino en noches sin luna.
Mis sueños, aunque etéreos y distantes,
son llamas que nunca se apagan.
Ellos me narran futuros llenos de posibilidades, donde la dicha se convierte en mi compañera.
Las dificultades son montañas imponentes,
mi cuerpo siente el peso de cada ascenso,
pero mi espíritu se eleva, indomable.
El amor que doy y el que recibo es mi armadura, mi fuerza contra el abatimiento.
En cada latido de mi corazón resuena la melodía de la esperanza, una sinfonía que me recuerda que aún en el sufrimiento,
hay belleza, hay vida.
Aunque el dolor intente destruirme,
mi voluntad de vivir se alza, como el ave fénix, resurgiendo de sus propias cenizas.
Una mañana me levantaré y mi tristeza será un eco lejano, y en su lugar hallar la fortaleza para seguir adelante, la certeza de que la vida, con sus tormentas,
también trae consigo el sol tras la lluvia.
Y así, seguiré, paso a paso,
manteniendo en mi pecho el amor y los sueños, como anclas en el vasto mar de la existencia, siempre vivos, siempre presentes, recordándome que, pese a todo...
Vale la pena vivir.
(Extendiendo frases de Pinterest pt. 4)
El alba se filtrará entre las cortinas,
susurrando promesas de un nuevo día,
donde la esperanza renace como el sol en el horizonte.
A pesar de la tormenta que sacude mi interior, hay raíces profundas que me atan a esta vida.
Los rostros de aquellos que amo son faros en la oscuridad, estrellas que iluminan mi camino en noches sin luna.
Mis sueños, aunque etéreos y distantes,
son llamas que nunca se apagan.
Ellos me narran futuros llenos de posibilidades, donde la dicha se convierte en mi compañera.
Las dificultades son montañas imponentes,
mi cuerpo siente el peso de cada ascenso,
pero mi espíritu se eleva, indomable.
El amor que doy y el que recibo es mi armadura, mi fuerza contra el abatimiento.
En cada latido de mi corazón resuena la melodía de la esperanza, una sinfonía que me recuerda que aún en el sufrimiento,
hay belleza, hay vida.
Aunque el dolor intente destruirme,
mi voluntad de vivir se alza, como el ave fénix, resurgiendo de sus propias cenizas.
Una mañana me levantaré y mi tristeza será un eco lejano, y en su lugar hallar la fortaleza para seguir adelante, la certeza de que la vida, con sus tormentas,
también trae consigo el sol tras la lluvia.
Y así, seguiré, paso a paso,
manteniendo en mi pecho el amor y los sueños, como anclas en el vasto mar de la existencia, siempre vivos, siempre presentes, recordándome que, pese a todo...
Vale la pena vivir.
(Extendiendo frases de Pinterest pt. 4)